Lo confieso.
El problema no es importante, lo importante es que, ciertamente, me apenó no encontrarla... la extrañé, me enojé, tuve algo de miedo de que no estuviera bien...
Y eso, ni más ni menos, me dejó mal. Porque simplemente, ella no me debe ningún tipo de explicación, porque, como le dijé a una amiga:
Somos "nada" con espectativa de "ni idea".
Ergo, no tengo derecho a enojarme, ni necesito preocuparme, lo cierto es que la extrañé y no pude disimularmelo.
Esta "nada" esta llegando a el punto choto de no saber controlarla, tengo que pensar, quiero patear el tablero e irme, rajar, escaparme para no ser el boludo que se embala al pedo, necesito no llamarla, pero, como engañarme, ya es tarde, ya no puedo.
4 comentarios
Pablo -
Helen: estoy intentando eso, no molestarla, pero me cuesta porque me importa; veremos como lo manejo.
Christian -
También no llamar tan seguido es otra opción a tener en cuenta.
Te desearía suerte, pero creo que lo mejor que puede pasar es que no la llames mas y a otra cosa. Desinteres total: tactica número 15. Otra opción que nunca falla.
Helen -
Pero parece la tipica histerica q aparece y desaparece cuando quiere... pensalo, pero no caigas en la obsesión de llamarla cada dos por tres. Molesta y hace parecer q estás a disposición de ella... nadie tiene q estar a disposición del otro che!!!!!
Probá alguna q otra vez... pero no exageres!
Suerte ;)
Christian -